El Atlante de Tony Gallardo:

sábado, 14 de diciembre de 2013

Tony Gallardo fue un escultor gran canario que vivió entre 1929 y 1996, uno de los mejores exponentes de arquitectura relacionada con la naturaleza de su isla, puesto que el material principal durante muchos años serán las piedras que recuperaba de playas del norte de la isla y de los barrancos de la misma. El mar y la naturaleza de Gran Canaria será una de sus grandes pasiones, que desde su juventud se fueron perfilando, a la vez que se fue relacionando con grupos intelectuales juveniles, con personajes conocidos como Felo Monzón, y acercándose a doctrinas políticas de corte izquierdista.

Comenzará estudiando escultura y modelado en la Escuela Municipal de Las Palmas de Gran Canaria, pero pronto abandonará su isla para ir a estudiar a Madrid en la Escuela de Bellas artes, pero no será una enseñanza que le complete, por lo que terminará abandonando la Escuela por ser técnicas academicistas.
Ya de vuelta en su isla tomará contacto con el nuevo resurgimiento de los movimientos vanguardistas en los círculos intelectuales en los que se encontraban antiguos amigos de su juventud. Comenzará a trabajar  usando como principal material las piedras y cantos que iba encontrando en las playas de la isla, los cuales talla, pero aún no entraría directamente en el los gustos abstractos. Aún así intentará de darle una nueva oportunidad a la capital del país, pero en ningún momento el arte que se desarrollaba le terminaba de llenar por lo que volvería a Gran Canaria, donde ya comenzaría a adentrarse en materiales como el cemento y la piedra, relacionado además con autores como Chirino. Algunos amigos de la juventud, y otros que hizo con los grupos de la vanguardia comenzarán a ir a diversos lugares, en el caso de Tony elegirá viajar a Suramérica, donde comenzará algunos proyectos y se relacionará con diversos autores del otro continente, entrando en contacto con corrientes escultóricas relacionadas con los metales. En Venezuela se relacionará aún más con los partidos políticos de izquierda. Esto hará que en la década de los 60 vuelva a Gran Canaria y forme el grupo de obreros y artistas Latitud 28, en el cual también enseñaba artes a obreros, además de participar en la lucha comunista. Esto hará que participe en los conocidos Sucesos de Sardina del Norte, donde será detenido y condenado desde los años 1968 y 1971. En la cárcel continuará realizando arte, continuando con los metales.



Tras su salida de la cárcel y con los sucesos de la Transición Democrática, comenzará a desarrollar diversas exposiciones y charlas en la Universidad de la Laguna. Ya a partir de este momento su obra evoluciona totalmente: si desde sus inicios se veía cómo abandonaba una escultura más cercana a cánones clásicos e iba adentrándose en la abstracción de los objetos y el tallado de las rocas, a partir de la década de los 70 en adelante su obra, tanto en hierro como en piedra, cambia hacia un punto de vista abierto, relacionado con cortes en la piedra para hacer huecos en ellas, como por ejemplo las conocidas como ventanas, usando también como material la piedra volcánica. Deja de lado las rocas pulimentadas para darles una nueva textura con herramientas radiales y de cortes, hace piezas más grandes, casi monumentales.
Finalmente es reconocido en Madrid, por lo terminará yéndose a vivir a la capital, donde llevará a cabo varias exposiciones junto a otros artistas. Allí no abandona la piedra sino que sustituye la volcánica por la caliza de las canteras peninsulares. Aún así volverá a su tierra, donde en 1986 elaborará el Atlante por encargo del Gobierno de Canarias. Seguirá elaborando su obra y sus exposiciones, hasta el momento de su muerte.  En su legado se encuentran una gran cantidad de obras las cuales se encuentran divididas según las colecciones que llevaba a cabo.

El Atlante, es una monumental obra escultórica llevada en 1986, situada en la autovía de acceso norte de Las Palmas de Gran Canaria. Las medidas del mismo son de 8,5 metros de alto, 3, 5 metros de ancho y 3 metros de profundidad.
Es una gran figura de mujer que emerge de la lava volcánica para tomar el aire marino, inflando su pecho, y levantando sus manos en señal de alabanza al Océano Atlántico. El viento lleva hacia atrás su cabello, su cuerpo de piedra no se encuentra totalmente formado, como si aún estuviera cayendo algunos trozos de lava, recorriendo su figura. Su gran cuerpo cuenta con una gran espalda y grandes hombros, y sus fuertes brazos extendidos no terminan en manos, puesto que al aún estar saliendo de la lava de la tierra, ésta la rodea formando unos bultos por manos.


 Se afirma que el autor se inspiró en el mito de la Atlántica para realizar la escultura, la mujer que ha salido fuertemente de la tierra, de la lava, frente al mar, llenando sus pulmones de aire salado, aunando de esta manera tres elementos: la tierra, el mar y el aire, todos alrededor de la figura de una mujer que enaltece el mar en el que se sitúan las Islas Canarias. De esta manera, también, el autor une la piedra volcánica extraía al pie de los montes del interior de la isla de Gran Canaria con otro elemento importante, el mar, un símbolo en cualquier isla, y con el que el autor está muy ligado.
La escultura está situada en un mirador, desde el cual se puede observar parte de la capital, la Playa de Las Canteras, con su avenida en su totalidad, el Auditorio Alfredo Kraus y la Isleta, de donde procede el autor.
Para el propio autor, esta monumental escultura se diferencia de algunas obras anteriores en que su simbolismo hacía que ya no fuera solamente un trozo piedra volcánica extraído del interior de la isla, el cual transformaba con su imaginación y sus herramientas, sino que El Atlante era una manera de trasladar en el paisaje montañoso a los llanos de la zona costera, un gran bloque que se cimienta en el mismo y con el que realizar un tipo de paisajismo con la escultura.


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