Hace poco tuve el placer de asistir a la exposición que se realiza en el Museo Néstor sobre estampas japonesas, en la exposición llamada “El País donde sale el sol”, perteneciente a
la colección Montesdeoca García-Sáenz, y dirigida por el mismo coleccionista,
Daniel Montesdeoca García, dirigida a
dar una visión general sobre los tipos de estampación que se llevaba a cabo en
Japón, conocidos especialmente en Europa desde finales del siglo XVIII y el
siglo XIX. Su nombre original es Ukiyo-e, significa “agradable” y “pintura”, y
dentro de este estilo podemos encontrar en Japón diversos autores que eran
importantes, pero que a su vez, en los estudios de hoy en día, podemos observar
que cambiaban de nombre según la situación.
Estas estampaciones fueron una
fuente de influencias para muchos artistas, como se puede apreciar por el gusto
por los colores vivos que podemos encontrar en las obras de arte Nabis, y el
gusto por el espacio notable en los artistas Modernistas. Llegaría a Europa
recubriendo diversos productos nipones, como la cerámica, los parasoles, los
abanicos y otros productos de lujo que llegaban desde Oriente a las
distinguidas casas de la alta burguesía y la nobleza europea. Cuando llegaban estos
productos de lujo a las casas, algunos de los que recibían mercancía nipona
comenzaron a darse cuenta de lo delicado y bello que eran las imágenes
recreadas en los papeles que recubrían los objetos recién llegados. Así fue como
comenzaría a crearse un gusto por el coleccionismo de estampas procedentes de
Japón.
Este tipo de estampas se
realizaba mediante la técnica de impresión de la xilografía o grabado, un modo
de reproducción por el cual se iba recreando por capas la escena. En primer
lugar, la primera tabla usada para realizar esta técnica, era la que imprimía
en el papel el contorno de la figura a realizar, posteriormente se iban
colocando diversas capas de tablas, las cuales irían dibujando fondos, colores,
detalles, incluso la caligrafía, a lo largo de todo el conjunto que formaría la
imagen impresa de las estampas japonesas. Así, se formaba la imagen completa,
que era usada tanto para el propio disfrute por la imagen, para la publicidad,
e incluso eran usadas en los periódicos para anunciar actos.
Son imágenes naturalistas, que representan
escenas cotidianas de la vida nipona. Los países, los viajes, las bellas
mujeres, y los paisajes que podían encontrarse en esos viajes que realizaban a
través de su país, son escenas comunes, además de las casas de té, las casas
donde podían encontrar a las geishas, y las propias artes cotidianas que
estas artistas de la tradición japonesa
podían llevar a cabo, como por ejemplo el ikebana, una decoración floral que es
un arte en sí mismo, ritualizado y minucioso, para poder llenar de armonía un
centro de mesa floral, y también las acciones de la ceremonia del té. Además de
las escenas cotidianas, otro de los más representativos de las estampas
japonesas son las escenas referidas al teatro tradicional, el teatro Kabuki
japonés, del cual las telas y las máscaras son totalmente representados, aunque
he de decir que personalmente me ha parecido curioso que no se llegaran a
representar a los actores sin pelucas ni ornamentos, puesto que muchos tienen
el cabello teñido de color violeta, y en cambio esto demuestra que lo que interesaba
representar no era la realidad de un gremio sino la importancia de un arte
escénico, musical y de danza, que es muy representativo de las artes variadas
japonesas.
Cabe destacar también la
importancia del simbolismo en cada una de las estampas, como con el ejemplo que
se dio con la estampa Shijúrakara, en la cual encontramos un pequeño pájaro
posado sobre unas ramas, que se encuentran sin terminar, a falta de una gran
flor, y que es representativo de una familia nipona en específico. Cualquier
japonés que hubiera visto –terminado y en su contexto– esta estampa, sabría
perfectamente a qué familia pertenecía esa imagen. También llama la atención la
falta de fondo en algunas imágenes, las figuras se encuentran flotando de
alguna manera en el espacio, pero a la vez, el espectador, denota que sí existe
un espacio y un lugar delimitado en donde se encuentra esa figura.
Al igual que en el arte europeo,
estas estampaciones se dividían por estilos, no solo por el tipo de escena que
se fuera a representar, sino también por los colores usados. Como con autores
como Picasso, nos encontramos periodos por colores, dentro de las estampaciones
japonesas se dividía entre rojas, azules…etc. Pero igualmente también podemos
encontrar desnudos o escenas eróticas, en las cuales también vemos cierta
idealización y realidad a la vez, son estampas que en Japón están prohibidas
exhibirlas, pero en el caso la exposición que nos atañe pudimos contemplar una
de ellas.
Así pues, sólo puedo concluir
que el hecho de poder ver de cerca este
tipo de arte tradicional y artesano ha sido un placer, puesto que la curiosidad
por aprender más sobre el arte nipón es algo que siempre he tenido. Además de
poder gozar de una visita totalmente guiada por el Museo Néstor, aprendiendo
sobre la vida y obra de este autor canario que también se vio influido por la cultura
oriental que llegaba a Europa a través de diversos productos suntuarios.
Al final os dejo el link del museo con la información de la exposición:
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